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LA PUBERTAD

  (edad del pavo)

Como cualquier niño que se va haciendo «mayor» dejo de jugar con niñas, porque jugaban a cosas de niñas, y se rodeo de niños en sus juegos, creando un vacío que ahora empezaba a notar. Los  muchachos mayores que él volvían a juntarse con chicas, , digamos que repartían su tiempo, para según que cosas, a veces estaban solo chicos, jugar al fútbol y algunas otras actividades, pero en otras compartían diversiones comunes sin que otros les llamaran nenazas.

¿QUE HABÍA PASADO? ¿Habían estado equivocados estos últimos años? que manera tan estúpida de crecer, un día sin saber porque empiezas a tener reparos a que te vean en compañía de niñas y te vas distanciando de ellas hasta que te das cuenta al empezar a ser adulto que si sigues solo con niños te consideran eso, un niño, pero si te relacionas con chicos y chicas ya has dejado de ser niño y entras en otra etapa de crecimiento que marcaba una diferencia muy notable. Los que seguía siendo «niños» pero algo mayores presumían de haber estado en compañía de los habían superado ser niños en alguna actividad, pero no sabían como comportarse con las niñas, unos tenían vergüenza, otros simplemente no sabían relacionarse con ellas, con las compañeras de clase, al menos se podía sacar el tema de conversación de los estudios, pero ¿de que otras cosas se podía hablar con las niñas? ellos no jugaban a cocinitas o muñecas y a la hora de vestir no de le daba la importancia a los modelitos que te ponías, lo importante era sentirte cómodo con la ropa que llevabas y que te permitiera jugar lo que se terciara sin importar si se manchaba o ensuciaba.

Pero a pesar de no ir con niñas, ellas eran el tema de conversación cada vez más frecuentado, despertando un interés hasta ahora dormido, al lado de una iglesia modernista había una residencia de señoritas, chicas que estudiaban cursos universitarios y eran de fuera de la ciudad, por lo que durante la semana vivían en esta residencia. La iglesia tenía unos arcos que arrancaban desde el suelo y subían con una inclinación muy suave hasta unos alerones a medía altura del edificio donde se encontraban las vidrieras  que daban luz al interior del templo.

Se corrió la voz de que desde los alerones se veían las habitaciones de las señoritas y en ocasiones se las veía salir de la ducha en ropa interior y hasta alguna vez sin nada o envueltas en la toalla que se quitaban para vestirse.

Cada vez era más difícil encontrar un buen sitio con un buen angulo de visión y que a la vez estuviera fuera del angulo de iluminación de la ventana, sorprendentemente allí se juntaban los mayores de los «niños» y los que ya no eran «niños». Corría el rumor que una noche desde una habitación se dieron cuenta que habían observadores y las chicas de esa habitación empezaron a desnudarse justo delante de la ventana para el deleite de los asistentes.

Luis sacaba buenas notas en los estudios a la hora de incorporarse al mercado laboral por lo que sus padres y profesores lo animaron a continuara estudiando al terminar el trabajo, se matriculó en una academia nocturna para cursar el bachiller superior, lo que le permitió relacionarse con chicas y aprendió a llevar una conversación sobre cualquier tema con ellas, conoció a las amigas de sus compañeras de clase.

Aún no había cumplido los 15 años cuando lo invitaron al primer guateque.

Un alumno del curso superior organizaba una fiesta en su casa el domingo aprovechando que sus padres se iban al cine, estarían solos!! con música, sería como ir a una discoteca pero solo con gente conocida y sin tener la edad para que te dejen entrar. De su clase solo iban 3 chicos y 5 chicas, todos los demás eran del la clase del curso superior, se juntaron alrededor de unos 30, casi no cabían en la casa, y le pidieron que se encargara del tocadiscos, estaba al corriente de las últimas novedades musicales, y que llevara los discos que pudiera, marcándolos por si había alguno repetido, que pudiera llevar algún otro, pues todos llevaban algún disco para tener mas variedad de música.

El hecho de trabajar y estudiar le había hecho madurar y la verdad no se notaba que no había cumplido los 15, una edad que marcaba diferencias por aquel entonces.

El guateque empezaba a las 16,30 para que los padres conocieran a los invitados, la sesión del cine no empezaba hasta las 18,00 por lo que los adultos estuvieron controlando hasta las 17,30 y volverían a las 21,00 ó 21,30,. En esta fiesta se formalizaron 2 o 3 parejas.

Estaba claro que para salir con una chica como algo más que amigos había que pedirle de salir, no era como pedir su mano, pero imponía mucho ser tan directo y daba miedo al ridículo el hecho de ser rechazado, siempre se utilizaban mensajeros para tantear el terreno y ver las opciones de ser aceptado.

Dos de las compañeras de clase parecían dispuestas a aceptarlo pero a él le hacía tilín una chica del curso superior, por aquel entonces las chicas nunca daban el primer paso, lo más que hacían era demostrar lo a gusto que estaban en su compañía y esperaban que las señales fueran recibidas para que el chico se decidiera a pedir salir como pareja. Corría el año 1975 y pronto se produciría un cambio social y cultural .

En la fiesta pudo bailar en dos ocasiones con Myriam, la chica que le hacía tilín, dos canciones lentas en las que se arrimaron mucho, cosa que observándola mientras ponía discos no se arrimaba tanto con los demás, ella era casi 2 años mayor que él. También se percató que a veces le miraba mientras ponía discos y charlaba con alguna de las dos chicas que estaban interesadas en él.

Se lleno de valor y un día quedo con ella en privado y el pidió para salir, tenía un nudo en el estomago, pero pudo controlar la voz y se expreso con claridad, casi daba la sensación de seguridad en si mismo a pesar de estar hecho un flan por dentro, ella no lo rechazó, pero le dijo que tenía que pensarlo pues no se lo había planteado por la diferencia de edad y que le respondería durante la semana.

Estuvo unos días sin centrarse ni en el trabajo ni en los estudios, solo pensaba en que le contestaría Myriam, el ridículo si le dijera que no o lo orgulloso si le dijera que si, una chica mayor, cuando en todas las parejas que se habían creado el chico era mayor o como mucho de la misma edad.

Myriam aceptó salir con él. El recordaba las experiencias de muy niño con Cecilia y Ricardo, sabía que no serían tan directos, ahora se besarían y se abrazarían, cosa que en sus juegos de niños no hicieron, No tenía ni idea de que y como hacer pero en las películas había visto como se besaban.

Fueron al cine con otra pareja, los cuatro solos, en la oscuridad las dos chicas se hicieron las dormidas, el otro chico entonces empezó a besar a su pareja y el decidió hacer lo mismo, era como besar y toquetear una muñeca Myriam seguía haciendo la dormida igual que su amiga, solo respondía a los besos en la boca, pero estaba inactiva, se dejaba tocar las tetas y los muslos que mantenía cerrados protegiendo sus partes intimas. Echó de menos las manos de Cecilia tocando y descubriendo los cambios en su pene , que a pesar de la poca colaboración estaba que reventaba.

Al salir del cine el habló claro con ella.- ¿no te gusto? .

_Si porque lo dices- contesto ella

_Has estado quieta todo el rato, no me has transmitido nada, si te  agradaba lo que te hacía o si no, no has respondido a mis caricias.

– _ No pretenderás que te toque yo , eso lo hacen las putas, yo soy una chica muy honrada y esas cosas no las hago.- Entonces Luis  dijo muy seriamente.- Quien te ha dicho eso?.

-Todas las chicas lo dicen , que tocaros es de putas y yo no quiero que me llamen puta.

.-Pensaba que una chica de tu edad pasaría de lo que dijeran o dejaran de decir las demás y actuaría como una adulta colaborando y explorando para conocernos y estar a gusto mutuamente.- Myriam se puso muy enfadada .-Me estas llamando cría a mí, soy mayor que tú, aquí el único crío que hay eres tú.

Esta fue la primera y última vez que Luis pidió para salir a una chica. Tuvo varias parejas pero se salto el paso de la petición, se limitaba a besarlas y si respondían ya eran pareja, alguna le negó el beso pero era menos humillante que una negativa a la petición de salir


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