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Ladrillo

Opinion

Estamos otra vez en el boom del ladrillo, ladrillo de obra y construcción y también de ladrón,
porque nos va a robar el poco bienestar actual.
Aparte de la proliferación de nuevas construcciones en el litoral costero de nuestra comarca, se
está llevando a cabo una brutal agresión en el interior de la comarca.
Anteriormente, ya he denunciado en estas líneas, la descabellada agresión de Lliber, con una macro
urbanización de 488 nuevas viviendas, sin tener en cuenta los recursos hídricos de la zona. Pues
ahora la misma promotora (VAPF), pretende retomar la construcción de 1.200 viviendas en Pego,
concretamente, en la Penya Roja, unas obras que se abandonaron en 2008, al quebrar la promotora
que empezó las obras, Fadesa, y que la VAPF toma el relevo.
Parece mentira que una empresa veterana en la comarca, no sea consciente de la escasez de agua
potable que sufre nuestra comarca, a no ser que su avaricia no tenga límites. ¿Puede garantizar el
suministro de agua potable a sus futuros clientes durante los próximos 20 años? Por ejemplo.
¿Qué medidas pueden ejercer los clientes que compren estas residencias, en el caso de que les falle
el suministro?
Porque es la misma promotora, la VAPF, la que quiere efectuar ambas construcciones, una
promotora que opera en la comarca desde el año 1963, por tanto, es conocedora de las carencias
hídricas de la zona, en la actualidad y no hablemos de las futuras, tal y como se desarrolla los
cambios climáticos.
Dicha promotora, que ha construido unas 8.000 viviendas en los 60 años que tiene, pretende
construir de un plumazo 1.688 nuevas construcciones, en las que a saber el número de piscinas que
ello implica.
Hay que hacer espacial hincapié que todo esto no podría ejecutarse sin el visto bueno del Consell,
que a través de la Dirección General del Medio Natural, ha autorizado dichas construcciones, al
desvincular la futura urbanización de la Penya Roja de la Red Natura 2000, que establecía unos
requisitos especiales en el decreto 60/2012 del Consell, para su ejecución.
Claro está que una vez construidos estas viviendas residenciales, con sus piscinas incluidas, tendrán
una prioridad, en caso de restricciones de agua, sobre la agricultura; por lo que cuando se les corte
el suministro de agua, los terrenos agrícolas, serán simples campos abandonados.
Estamos regalando nuestro futuro y el de la agricultura de la comarca a una promotora sin
escrúpulos, que obtendrá seguramente unos grandes beneficios a costa de nuestro futuro.
Por eso al principio de este escrito hago referencia a que lo de ladrillo del título también puede venir
de la palabra ladrón, ya que nos está robando el futuro de la comarca.
Eduardo Bellver


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